Kreiner junto al equipo de investigación
Científicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) están montando un acelerador de partículas que puede matar tumores difusos e infiltrantes minimizando efectos adversos. Esta nueva tecnología puede instalarse en hospitales y reducir costos frente a terapias con reactores nucleares.
En muchas oportunidades, la energía nuclear es víctima de la mala prensa, pero su potencia es muy utilizada, entre otras cosas, para combatir a uno de los enemigos más temidos: el cáncer. Prueba de ello son la conocida radioterapia, que puede eliminar tumores con radiación gamma, y los reactores nucleares, utilizados para combatir células tumorales diseminadas. Para elevar aún más su eficacia y abaratar costos, científicos argentinos construyen una nueva herramienta.El investigador Superior de CNEA-CONICET, físico y responsable del proyecto, Andrés Kreiner, explicó a la Agencia CTyS que “no es posible instalar un reactor en un hospital porque es muy complejo y tiene un inventario permanente de radioactividad. Un acelerador, en cambio, deja de producir radioactividad cuando se apaga y además, es muchísimo más sencillo, más barato y más fácil de licenciar”.
Hoy, en todo el mundo, sólo existe un acelerador de partículas funcionando para este tratamiento en Japón, pero se trata de un dispositivo construido con otra finalidad y que fue adaptado no siendo la maquina apropiada. Además de la Argentina, el Reino Unido, Japon, Israel, Italia y Rusia se encuentran generando prototipos para este tipo de procedimiento.
acelerador de particulas
La particularidad de esta terapia es que puede ser utilizada en tumores muy agresivos como melanomas y otros tumores infiltrantes, minimizando los efectos adversos a los tejidos sanos. “Hubo ensayos clínicos para curar estos melanomas en Argentina y dieron muy buenos resultados. El control local es muy bueno, pero como estas son enfermedades que se diseminan, sólo pueden controlarse si se atienden a tiempo”, advierte el físico.
Acelerando una cura
Por medio de esta poderosa herramienta terapéutica pueden eliminarse todas las células tumorales que afectan a un tejido, ¿pero cómo funciona? La respuesta no es sencilla. En primer lugar, es necesario suministrar por vía intravenosa al paciente un medicamento que contenga el elemento Boro10 (el isótopo de masa 10 del Boro), para luego exponerlo a los neutrones producidos por el acelerador de partículas. Sí, es necesario explicar.
“El Boro 10 es un elemento químico que existe en la naturaleza y no es tóxico ni radioactivo. Se puede inyectar y al paciente no le pasa nada. El Boro se inyecta con una droga que tiene la particularidad de ser absorbida.
Una vez que el paciente es colocado frente al tubo de salida del acelerador de partículas, los neutrones ingresan a su organismo y el Boro 10, que ya está dentro del tumor, entra en acción. Este es uno de los pocos elementos con una gran capacidad de capturar neutrones, entonces, actúa como una especie de imán que atrae a todos los neutrones al interior de las células afectadas, donde se produce la reacción nuclear .
Cuando el Boro10 captura al neutrón, se libera una partícula alfa y una de litio7 dentro de cada célula tumoral. “Estas son partículas altamente ionizantes que destruyen el ADN de los tumores, que ya no pueden reproducirse. Además, estas tienen una energía tal que se frenan dentro de la propia célula, por lo que no producen ningún efecto en el tejido sano circundante”, subraya el doctor Kreiner.
Por el momento, el prototipo fabricado por el equipo de investigación de la CNEA está siendo probado con resultados satisfactorios. Emplazado en el Centro Atómico Constituyentes, es una de las pruebas del potencial nuclear argentino. “Argentina está en el pelotón de los países más avanzados en la terapia por captura neutrónica en boro”, concluye el doctor Kreiner.
FUENTE: CNEA
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