Andrea Gamarnik, investigadora principal del CONICET. Foto: CONICET Fotografía.
En el año 2001, Andrea Gamarnik, investigadora principal del Consejo, luego de trabajar siete años en EE.UU estudiando el virus de la poliometitis, decidió regresar a la Argentina para incorporarse al Instituto Leloir, donde fundó el Laboratorio de Virología Molecular, en el que desde hace catorce años estudia los mecanismos moleculares del virus del dengue. Por estas investigaciones fue distinguida en el año 2009 con Premio L’Oréal-UNESCO en la Argentina.
Seis años después de este logro, la científica fue galardonada con el Premio internacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” por Latinoamérica para lo cual fue seleccionada de entre 2600 destacadas investigadoras de todo el mundo, por un jurado independiente e internacional de trece científicos presidido por la Dr. Elizabeth Helen Blackburn, ganadora del mismo premio en 2008 y premio Nobel en Fisiología o Medicina 2009. Además, desde el 2014, Gamarnik fue incorporada a la Academia Americana de Microbiología, siendo la única mujer argentina que pertenece a dicha Academia.
“Cuando decidí volver a la Argentina tuve que elegir un tema de trabajo y en ese momento consideré que el dengue era muy importante en Latinoamérica, en el país todavía no se hablaba mucho pero en Brasil y otros países era un tema alarmante. Pensé en elegir un sistema biológico que realmente sea relevante para la región y en ese momento no había muchos laboratorios trabajando en ello. Hace 14 años armé un laboratorio abocado a entender cómo funciona el virus. Nuestro objetivo gira entorno a aportar este conocimiento para buscar soluciones”, explica la investigadora.
Transmitido por mosquitos del género Aedes, el virus del dengue causa en humanos la enfermedad viral más importante a nivel mundial trasmitida por mosquitos. En la actualidad infecta a más de 390 millones de personas por año y aún no existe ningún tratamiento específico contra el dengue. Gamarnik, estudia los mecanismos moleculares de este virus con el fin último de encontrar métodos de controlar las infecciones, ya sea por vacunas o por un antiviral.
En este sentido, la investigadora advierte que los mosquitos y los humanos tienen un sistema inmune diferente. El virus del dengue se tiene que escapar del sistema inmune del hombre y después cuando entra a un mosquito se tiene que escapar del suyo. En un trabajo recientemente publicado, Gamarnik y su equipo descubrieron que para que el virus pueda multiplicarse y sea eficiente en células humanas y de mosquitos tiene que reprogramar su material genético para poder adaptarse a los ambientes. Los virus no son todos iguales, son una población de individuos parecidos pero no iguales y eso es lo que les permite adaptarse a distintos ambientes en forma rápida y así adquirir, por ejemplo, resistencia a drogas antivirales.
“El dengue es un tema muy importante que en nuestro país no es alarmante aun pero hay que estar alerta para que no se convierta en un problema más serio. La gran apuesta de nuestra sociedad es apuntar a una vacuna, pero es muy complicada, hasta el día de hoy no tenemos ninguna aprobada. Creo que la solución va a ser una vacuna eficaz pero no está a la vuelta de la esquina, falta para llegar a eso. ¿Qué podemos hacer hoy? Prevenir, sin mosquito no hay dengue”, concluye Gamarnik.
La científica junto a las ganadoras de las regiones de Europa, Norteamérica, Asia/Pacífico y África/Estados Árabes recibirán el premio el próximo 24 de marzo de 2016 en el gran anfiteatro de la Sorbona en París, Francia.
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